La formación de los jueces abarca muchas áreas además del Derecho, dijo ex director del CEJU E. Lombardi
El Dr. Eduardo Lombardi, que ocupó la dirección del Centro de Estudios Judiciales del Uruguay en el período comprendido entre los años 2002 y 2005, tuvo gran implicancia en la selección del nombre para el organismo responsable de la formación de los jueces. Así lo recordó durante una entrevista para este portal noticioso, explicando que en la década de los ochenta se planteó la iniciativa de introducir cursos de formación enfocados directamente en el rol de la magistratura. Lombardi rememoró que en esos tiempos se formó un grupo de trabajo con representantes de la administración de justicia, la academía y la Fiscalía, proponiéndose entre otras ideas la conformación de una escuela o instituto de formación para los jueces. Existían divergencias en cuanto al nombre y nuestro entrevistado señaló que poco tiempo antes había participado en un curso de ILANUD realizado en Madrid (España), donde las clases tenían lugar en un local llamado precisamente “centro de estudios judiciales”. Le pareció un nombre apropiado por lo que, a su regreso al país, lo propuso y se consolidó con la conformidad de todos.
LOS INICIOS
Lombardi ingresó al Poder Judicial como funcionario administrativo en diciembre de 1968. Recibió su diploma de abogado en 1975, comenzando entonces su carrera en la magistratura como Juez de Paz en el departamento de Colonia, donde permaneció por unos seis meses antes de ser promovido como Juez de Paz de la Primera Sección Judicial de Salto.
Posteriormente fue designado Juez Letrado en el departamento de Rivera, donde sirvió aproximadamente un año para luego ser trasladado a Pando; y finalmente ingresó a Montevideo como Juez de Instrucción.
"Desde el inicio tuve una inclinación hacia el derecho penal, lo que me llevó a buscar oportunidades en esa área" aseguró Lombardi, explicando de ese modo lo atractivo que le resultó su labor como Juez de Instrucción de Segundo Turno.
"Durante mi tiempo en Montevideo, participé en la reforma del Código de Proceso Penal y fui promovido a juez de instancia en lo penal, cargo en el que me desempeñé durante varios años" apuntó.
Finalmente, fue nombrado ministro del Tribunal de Apelaciones de Familia, lo que representó un cambio significativo en su carrera porque le permitió explorar "nuevas áreas del derecho, después de muchos años en la jurisdicción penal". No obstante, pocos años después volvió a su materia preferida al ser trasladado al Tribunal de Apelaciones en lo Penal de 1er. Turno.
Consultado por su vocación, Lombardi señaló que su experiencia como funcionario administrativo "influyó profundamente" en la decisión de sumarse a la magistratura.
"Me interesaba mucho el trabajo, especialmente la tarea de resolver conflictos en áreas tan sensibles. Una vez que obtuve mi título de abogado, podría haber elegido una carrera como asesor legal o ejercer la abogacía de manera independiente, pero nunca me atrajo esa opción. Siempre me incliné más por la posición institucional del juez" subrayó.
El vínculo del Dr. Lombardi con el Centro de Estudios Judiciales del Uruguay (CEJU) comenzó cuando se integró a su comisión directiva en representación del Poder Judicial, junto con otros actores, como la Facultad de Derecho y el Ministerio Público (Fiscalía). "Estuve involucrado activamente en la iniciativa de las primeras actividades del CEJU hasta que se consolidó como institución" señaló.
"En 2002 fui designado oficialmente al frente del CEJU como Director y ocupé ese cargo hasta 2005, cuando fui nombrado en el Tribunal de lo Contencioso Administrativo. A partir de entonces, aunque me desvinculé formalmente, seguí participando por afecto a la Institución colaborando con sugerencias y cursos" dijo.
Al preguntarle como se sintió cuando supo que debía asumir la responsabilidad de dirigir el CEJU dijo que "fue una mezcla de desafío y satisfacción".
"Sabía que dirigir el CEJU implicaba una gran responsabilidad, dado su rol fundamental en la formación continua de jueces y funcionarios judiciales. Además, estaba convencido de que era necesario fortalecer esa función y proyectarla no solo a nivel nacional sino también internacional. Durante mi gestión, fomentamos la cooperación con instituciones similares en otros países y logramos posicionar al CEJU en un lugar de reconocimiento" aseveró.
Consultado acerca de si los jueces están mejor formados hoy que en los tiempos de su actividad al frente del CEJU respondió "sin duda, los jueces de hoy tienen acceso a una formación mucho más completa y diversa, en parte gracias al fortalecimiento institucional del CEJU y a su vinculación con otros centros de estudios judiciales en la región".
"Aun así, siempre existen áreas en las que se puede mejorar y en las que es necesario seguir trabajando, como la integración de nuevas tecnologías y métodos alternativos de resolución de conflictos" agregó.
Al pedirle que compartiera una experiencia memorable de su gestión en el CEJU, el entrevistado recordó la participación "en un programa de capacitación en Honduras".
"Fuimos contratados para realizar una evaluación integral del sistema judicial hondureño. Fue una experiencia muy enriquecedora, no solo para los participantes, sino también para nosotros como consultores. Este tipo de actividades nos permitió proyectar al CEJU internacionalmente y demostrar el valor de nuestra experiencia y metodología" señaló.
Preguntado por la importancia de la función que cumple el CEJU dijo que “tiene mucha importancia” porque “la judicatura es una cosa muy seria como para dejarla en las manos de la iniciativa personal de cada juez”.
“Los jueces necesitan percibir que pertenecen a un grupo organizado, a una institución que responde a códigos, a principios y objetivos, y por lo tanto el CEJU cumple con aportar identidad para esa consolidación”.
Y agregó que “siempre se contó con el apoyo de la Suprema Corte de Justicia, que confió y sigue confiando en el CEJU como una herramienta apta para mejorar el servicio”.
Consultado en cuanto al nivel de formación que tienen los jueces, expresó que “honestamente no puedo decirlo, porque no tengo referencias de la labor de los jueces en los últimos años”.
“Llevo tiempo apartado de la función judicial y, si sumo a eso los años en el Tribunal de la Contencioso Administrativo, que es una forma de alejarse del Poder Judicial, no tengo una visión clara sobre el tema” comentó.
También se le preguntó si percibía alguna debilidad en la formación de los jueces, a lo que respondió que “hay muchas áreas que involucran la formación de los jueces y no solamente el conocimiento del Derecho”.
“Recuerdo que en muchas ocasiones hicimos hincapié en aspectos que tienen relación con lo comportamental. El juez es una persona, un ser humano que toma decisiones que trascienden a los litigantes, es decir, a las personas que mantienen un conflicto que el juez está destinado a resolver” dijo.
Lombardi también recordó algunas anécdotas de su desempeño en el interior del país, cuando era Juez de Paz de Juan Lacaze.
Un día llega un policía a su despacho en el juzgado y le pide autorización para transmitirle una novedad. Lombardi lo invita a compartir la novedad y el policía le relata que un menor estaba circulando en bicicleta por la calle, se le soltó la rueda y cayó, lastimándose.
“Lo quedé mirando, porque no entendí qué pretendía que hiciera a partir de esa información” dijo el entrevistado con un sesgo de humor, buscando enfatizar la importancia que se asigna a los jueces como autoridades referentes en las localidades del interior en los temas más diversos y no siempre conexos con lo judicial.
Y para abonar la misma idea, recordó que en ese tiempo pernoctaba de lunes a viernes en la casa en la que funcionaba el juzgado, porque no había otras posibilidades de alojamiento en la zona. Una mañana, fuera del horario de trabajo, una pareja de jóvenes llama a la puerta. Lombardi les abre y les pregunta qué necesitan. La muchacha, que se veía muy joven, le responde de inmediato “le vengo a avisar que me voy a vivir con él”. En medio de las risas afirma “hasta ese punto llega el referenciamiento popular en la figura del juez”.
Lombardi recordó que en ese tiempo compartió mucho con el Dr. Leslie Van Rompaey, quien llegó a integrar la Suprema Corte de Justicia, Van Rompaey fue designado en Tarariras cuando al entrevistado se le destinó a Juan Lacaze, sitios relativamente cercanos, lo que propició que pudieran reunirse ocasionalmente para estudiar, charlar o concurrir al club deportivo a practicar básquetbol, afición que ambos compartían. En este punto sostuvo que un juez no debe comprometerse con el medio en el que ejerce su magisterio más allá de lo que exige la función, pero “eso no quita que se cultiven relaciones personales si se tiene la precaución de respetar ese principio”.
“Desde el punto de vista humano, la judicatura es una experiencia enriquecedora” reflexionó.
Preguntado por la forma en que pueden influir las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en la actividad jurisdiccional, Lombardi sostuvo que “ya están influyendo desde el momento en que se dictan cursos a distancia”.
“Bien evaluado eso puede ser importante, porque aporta experiencias que de otro modo no se van a conocer, tanto dentro del país como fuera de él” señaló el entrevistado, enfatizando la importancia de las TICs en el proceso de descentralización, con el aporte de facilidades de acceso para quienes viven en otros departamentos, porque “la tecnología le abre las puertas” a posibilidades que antaño eran impensables.
Lombardi se retiró del Tribunal de lo Contencioso Administrativo en 2011 por haber alcanzado el límite de edad establecido en el artículo 308 de la Constitución de la República.